sábado, 6 de noviembre de 2010

GRAN HOTEL VIENA - MIRAMAR - INTRODUCCIÓN

De lejos semeja una lúgubre penitenciaria adentrándose en el Mar de Ansenuza, delineando su perfil en el cielo. Es la única estructura que sobresale del piso. Todas las demás desaparecieron tragadas por la fuerza de la inundación que azotó a la ciudad de Miramar (Córdoba) entre 1977 y 1985. Poco es lo que queda de aquel balneario mediterráneo que supo acoger a más de 70.000 veraneantes por temporada. La naturaleza y las explosiones controladas por el Ejército Argentino en 1992, demolieron lo que sobrevivía de un pueblo anegado por el agua salada de la hoy llamada laguna de Mar Chiquita.

Pero el Gran Hotel Viena se mantiene en pie.

Gigantesco, monolítico, exhibiendo un estilo arquitectónico racionalista, en un contexto general que lo que menos tiene es de racional, el Gran Viena sigue luchando contra el abandono, la desidia gubernamental y la humedad salina que lo acosa año tras año, sin terminar de destruirlo del todo.

Es un símbolo del pueblo, un atractivo turístico poco explotado y un misterio histórico que aún requiere de su Champollión para que pueda descifrar un pasado sin fuentes escritas.

Cual un fogón imaginario, el Gran Hotel Viena propicia el desarrollo de leyendas, rumores sin confirmar e historias locales que, alimentadas por la casi inexistente documentación y una tendenciosa inclinación al ocultamiento, generan un universo misterioso en el que se mezclan criminales de la Segunda Guerra Mundial, extrañas inversiones de origen nazi, envenenamientos, lavado de dinero y, desde hace poco, fantasmas.
La historia del viejo hotel está aún por escribirse. A la fecha ningún libro le ha dedicado un estudio pormenorizado, a no ser unas pocas líneas en trabajos periodísticos por Internet o referencias en obras —no demasiado académicas— que tratan el tan vapuleado tema de la presencia de Adolf Hitler en Argentina. Y no los culpo. El Gran Hotel Viena es un poderoso catalizador de fantasías. Su sólo aspecto, enclavado en una reciente península, invita a imaginar sucesos que nunca ocurrieron. Su impenetrable silencio no tiene —a la fecha— fuentes en las que basarse para rescatar de él alguna historia fehacientemente confirmada.

Mudo, críptico, oscuro, el hotel habla por boca de otros: los vecinos de Miramar, que se constituyen en los únicos guardianes del patrimonio oral e intangible que nos permite adentrar hipótesis provisionales sobre su verdadera historia.

Es un trabajo insalubre. A veces peligroso, en especial si se vive en el pueblo, ya que un pacto de silencio parece haberse firmado entre los más viejos, reacios a que el Gran Viena divulgue sus historias. Pero siempre despunta alguien con la firme voluntad de rescatar la verdad del olvido. En el caso del Gran Hotel Viena esa persona se llama Patricia Zapata, la guía turística local.

Ella y un reducido grupo de personas, acantonados en la Asociación Civil Amigos del Gran Hotel Viena , están en la ardua tarea de desempolvar el devenir histórico del edificio. Pocos son sus recursos y menor el apoyo que reciben por parte del gobierno provincial (que aún no se ha dignado en declarar al viejo hotel como patrimonio histórico provincial), a pesar de ser uno de los atractivos turísticos más importantes que tiene el pueblo de Miramar.

Lo que Patricia Zapata ha conseguido es inmenso. Guiada por un entrañable amor al hotel y una curiosidad infinita, "La Loca del Viena" —como ella misma se autodenomina— consiguió reconstruir, a partir de testimonios orales, mucho más de lo esperado. A su trabajo " en solitario" es que le debemos la poca información que disponemos y no cabe duda de que la historia de esa mole levantada a principios de la década del "40 quedará, indefectiblemente, ligada a su apellido.
¿Cómo es posible que no queden ni siquiera los planos de tan importante obra arquitectónica? ¿Qué sucedió con todos sus registros? ¿Dónde están los documentos que certifican sus primeros años de vida? ¿Se perdieron o los perdieron? ¿Fueron destruidos o descansan en alguna buhardilla olvidada de la localidad cordobesa de La Cumbrecita, tan ligada a la historia del nazismo? ¿Qué esconde el Gran Hotel Viena que sigue molestando a tantos? ¿Qué motivos hay para que muchos pretendan seguir manteniendo en el olvido la historia que transcurrió entre sus paredes? ¿Nazis? ¿Criminales de guerra escondidos tras el apellido de algún bienintencionado vecino? ¿O estamos dejándonos llevar por la imaginación?

Ésas y otras preguntas serán las que intentaré responder en este reducido ensayo a partir de la información que recabé, hace muy poco tiempo, en el viaje que hice a Miramar. Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a la persona que tuve por principal informante y a la que le debo casi todos los datos recabados: la miramarense y guía Patricia Zapata. De no ser por su generosidad y compromiso con la historia del Gran Viena, su pasado seguiría siendo mucho más oscuro de lo que es en la actualidad.


FUENTE: www.monografias.com

1 comentario:

  1. Grande SU!!!!! Gracias por apreciar las cosas de nuestra provincia, te cuento que a esta localidad yo viajaba a bailar todos los fines de semana desde Arroyito y de un fin de semana para otro la laguna se agrando y sepulto mi confiteria preferida. Se llamaba "Le Nuit" y quedaba a 2 cuadras de la playa en una zona centrica.- Oskrito

    ResponderEliminar