La finalización de la primera etapa de la restauración de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de los Padres Capuchinos, en barrio Nueva Córdoba, alentó a responsables de la obra y a la orden franciscana a mostrar al público los detalles arquitectónicos y lugares ocultos del monumental templo neogótico, que no pueden verse desde la vereda y emergen a medida que se recorren escaleras y terrazas.
En visitas guiadas, más de 50 personas se maravillaron ayer con lo que vieron. El cura Carlos Novoa y otros oficiaron de guías. Además de contarles a los visitantes la historia de la construcción de la iglesia, los condujeron por escaleras en espiral de la torre oeste (trunca) y se detuvieron en cada lugar que ameritara alguna vista particular y un comentario.
En el acceso al templo, un cartel invita a participar en estas visitas por la torre restaurada, cuyo interior nunca se había habilitado al público. “Acceda a la escalera que conduce a la terraza a 40 metros de altura”, se indica.
Los visitantes se asombraron con las angostas escaleras que permiten subir a la terraza de la torre y al observar esculturas de perros, gatos, elefantes, caballos, leones y otros animales; de santos, apóstoles, Cristo y San Francisco (corona el frontis); ventanales ojivales; ángeles; templetes que cobijan figuras; tejas que recubren techos, y la torre este en aguja (69 metros), entre otras cosas.
El vértigo por la altura les jugó una mala pasada a algunos, pero disfrutaron al alcanzar la cúspide. Desde allí tuvieron una vista panorámica de la zona céntrica y los cientos de edificios de Córdoba.
En cuanto a la pintura exterior de la iglesia, y como sugirió una comisión de patrimonio municipal, los responsables de la obra atenuaron los colores aplicados en la torre trunca, que habían originado una gran polémica. Ahora se aprecia una graduación de los tonos (rojo, amarillo, ocre, negro y borravino) de arriba hacia abajo: más fuertes en los sectores superiores del templo y más tenues a medida que se llega a su base.
Javier Correa, arquitecto a cargo, resaltó que los criterios fijados “se están cumpliendo” y se trabaja “en equipo” con la comisión,
La primera etapa de la obra terminó el jueves y se circunscribió a la torre oeste. Se recuperaron molduras, ornamentos, pináculos y mampostería; se realizó pintura exterior; se impermeabilizaron cubiertas de techos de las naves laterales; se hizo una protección contra las palomas, y se aplicó hidrorrepelente. En el presente, sigue la limpieza de techos tipo teja, que se pintarán de color arcilla.
La puesta en valor continuará pronto con la segunda etapa, que incluye el frontis exterior. El restaurador Jorge Moreno dijo que se recuperarán molduras, mampostería y humedades, y se pintará la fachada. Los trabajos se extenderán hasta fin de año. Una tercera etapa en 2017 incluye la mejora de la torre este. Luego se restaurará el interior del templo.
Texto y fotografías: http://www.lavoz.com.ar/
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